lunes, 3 de diciembre de 2012


Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña
ISFODOSU
Recinto Luis Napoleón Núñez Molina






La adolescencia

La adolescencia es un periodo en el desarrollo biológico, psicológico, sexual y social inmediatamente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Su rango de duración varía según las diferentes fuentes y opiniones médicas, científicas y psicológicas, pero generalmente se enmarca su inicio entre los 10 a 12 años, y su finalización a los 19 o 20.


Características

La adolescencia se caracteriza por el crecimiento físico y desarrollo psicológico, y es la fase del desarrollo humano situada entre la infancia y la edad adulta. Esta transición es tanto física como psicológica por lo que debe considerarse un fenómeno biológico, cultural y social.

Muchas culturas difieren respecto a cuál es la edad en la que las personas llegan a ser adultas. En diversas regiones, el paso de la adolescencia a la edad adulta va unido a ceremonias y/o fiestas, como por ejemplo en el Benei Mitzvá, que se celebra a los doce años. Aunque no existe un consenso sobre la edad en la que termina la adolescencia, psicólogos como Erik Erikson consideran que la adolescencia abarca desde los doce o trece años hasta los veinte o veintiún años. Según Erik Erikson, este período de los 13 a los 21 años es la búsqueda de la identidad, define al individuo para toda su vida adulta quedando plenamente consolidada la personalidad a partir de los 21 años. Sin embargo, no puede generalizarse, ya que el final de la adolescencia depende del desarrollo psicológico, la edad exacta en que termina no es homogénea y dependerá de cada individuo.


Cambios psicológicos durante la adolescencia

Los cambios psicológicos que se producen durante la adolescencia son producto de todos los factores vistos recientemente:

•         Invencibilidad: el adolescente explora los límites de su entorno, tanto de su propio físico, como de sus posibilidades. Ello trae como consecuencia el gusto por el riesgo.
•         Egocentrismo: el adolescente se siente el centro de atención porque se está descubriendo a sí mismo, y para él, no hay nada más importante en ese momento.
•         Audiencia imaginaria: el adolescente, nervioso por los cambios que está viviendo, se siente observado constantemente, parece como si todo el mundo estuviera siempre pendiente de él. Es entonces cuando aparece la sensación de vulnerabilidad y el miedo al ridículo.
•         Iniciación del pensamiento formal: durante esta época, el adolescente comienza a hacer teorías y dispone de toda una serie de argumentos y análisis que pueden justificar sus opiniones. Muchas veces, estos argumentos son contradictorios, lo cual no importa mucho al adolescente. Ha descubierto su capacidad de razonar, y la ejercita siempre que puede.
•         Ampliación del mundo: el mundo no se acaba en las paredes del domicilio familiar, por lo que comienzan a surgir sus propios intereses.
•         Apoyo en el grupo: el adolescente se siente confundido y adquiere confianza con sus iguales. El apoyo que logra en el grupo es importante para seguir creciendo, puesto que les une el compartir actividades.
•         Redefinición de la imagen corporal, relacionada a la pérdida del cuerpo infantil y la consiguiente adquisición del cuerpo adulto.
•         Culminación del proceso de separación / individualización y sustitución del vínculo de dependencia simbiótica con los padres de la infancia por relaciones de autonomía plena.
•         Elaboración de los duelos referentes a la pérdida de la condición infantil: el duelo por el cuerpo infantil perdido, el duelo por el rol y la identidad infantil (renuncia a la dependencia y aceptación de nuevas responsabilidades) y el duelo por los padres de la infancia (pérdida de la protección que éstos significan).
•         Elaboración de una escala de valores o códigos de ética propios.
•         Búsqueda de pautas de identificación en el grupo de pares.




Cambios sociales y de personalidad en la adolescencia

Los cambios que más pueden definir a la adolescencia son: el afán de originalidad (querer ser diferente a los demás), el nacimiento de la intimidad, la búsqueda de la identidad y el replanteamiento de lo que es uno mismo.

Lo más importante para un adolescente es resolver su problema de identidad, responder a la pregunta: ¿quién soy yo en realidad? Se viven enormes cambios y se plantean dudas sobre si se es la misma persona de antes o qué se llegará a ser en un futuro.

Durante estos años se exploran nuevos intereses, se prueban a sí mismos en diferentes actividades, se entra en contacto con distintos valores y, en fin, se entra en contacto directo con el mundo exterior y con el mundo interno que cada uno de nosotros tenemos. Ambos empiezan a resultar mucho más ricos en esta etapa.
Esta confusión se refleja en el excesivo tiempo que se dedica a veces a elegir determinadas alternativas para el futuro, por ejemplo una profesión, en el culto a determinados modelos a seguir (un héroe, un cantante, una actriz…), la impulsividad o la falta de tolerancia hacia los demás. También en muchos casos el enamorarse es un intento de descubrir la propia identidad, compartiendo pensamientos y sentimientos con otra persona para verse reflejada en esta y saber quién se es.

La respuesta a la identidad no se resuelve del todo en esta etapa y lo va haciendo a lo largo de la vida. Nuestro papel como padres es ayudarles mediante la confianza depositada en ellos y el diálogo a que el futuro adulto vaya conociendo los pros y los contras de sus decisiones y de este modo ayudarles a reconocer el camino que quieren seguir.

Se suele dividir las etapas de la adolescencia en tres.

Cada etapa trae sus propios cambios físicos, emocionales, psicológicos y de comportamiento.

El desarrollo de los niños entre 8 y 18 años no está solamente determinado por el crecimiento y los cambios biológicos que experimentan en su cuerpo, sino también por su propio temperamento y personalidad, las expectativas puestas en ellos por los adultos con los que conviven, y las influencias sociales.